
Más Tarde que nunca, todo alumno siempre recuerda grata o ingratamente a un maestro; tal vez por su forma de dictar clases, por el conocimiento de la materia, por su simpatía o porque simplemente deseabas que desaparezca de la faz de la tierra, pero de todos modos siempre se recuerda a esa persona que los acompañó varios días y tal vez años, en su etapa de alumno. Este blog (resucitado del olvido y de la flojera) va dedicado no necesariamente a mis profesores. Ni tampoco a mis compañeros del colegio o algo así (de esos hay muchos). Este blog va dedicado a mis alumnos. A TODOS SIN DISTINCIÓN. Ya que son ellos el motor de mis lecturas y de mi compromiso con este blog.A manera de inicio quisiera dedicar unas cuantas líneas a un maestro en particular. Un maestro que conocí a los trece años sin que me lo presenten, me refiero a José B. Adolph, escritor nacido en Alemania que vivió desde los 5 años en el Perú (Lima) y que fue considerado como UN MAESTRO DE LA LITERATURA EN EL PERÚ, es que Adolph deslumbró con sus relatos y novelas, desbordando con mucha inteligencia e ironía su estilo, ese estilo que lo llevó a publicar novelas como “La Ronda de los Generales” “Dora” y “De Mujeres y Heridas” y los libros de cuentos “ Cuentos del Relojero Abominable” “Un Dulce Horror” y “Los Fines del Mundo” entre otros muchos textos que publicó.
Digo que lo conocí sin que me lo presentaran porque fue a los trece años que por primera vez leí uno de sus libros y quedé fascinado, para ser sincero, creo que desde ese momento comprendí lo que significa el amplio mundo de la literatura, entendí que los textos te pueden llevar a otros mundos, estados o situaciones que tu vives o que vivirás después, en resumidas cuentas, creo que este escritor fue el detonante para que yo decida estudiar literatura o como me dijo una vez- o sea que yo soy el gran culpable de tu desgracia- desgracia o no, ese texto fue vital en mi carrera y en mi vocación de lector.
Tiempo más tarde cuando tuve la oportunidad de conocerlo personalmente, estaba nervioso, pensé que de repente no le agradaría conversar con un novato como yo, pero resulto todo lo contrario, el señor Pepe resultó ser una persona amigable y muy graciosa, ese día conversamos mucho sobre literatura, mujeres y sobre el oficio de escribir, mientras su mujer amablemente me ofrecía café.
La segunda vez que lo visité como que ya me sentía con más confianza y me atreví a pedirle que comparta algunas de sus técnicas literarias y cuestiones para escribir, como de costumbre, él accedió, nuestra plática duro como 4 horas y si no fuera por su linda esposa Lissy, seguíamos adelante. En muestra de su generosidad me regaló unos cuantos libros que con mucho gusto leí. Puedo decir que aprendí mucho ese día, sobre lo que significa el oficio de escribir y la gran responsabilidad que conlleva tratar de ser escritor.
En la universidad cuando les conté a mis amigos y profesores que conocía a José Adolph , comenzaron a llamarme loco Adolph ya que sólo leía sus libros, los profesores pensaban que yo era una especie de albacea del escritor y en honor a la verdad eso me hacía sentir orgulloso y feliz.
Fue una mañana de Febrero, hace unos años en que mi madre me contó que vio por el noticiero que Adolph había muerto. Me sentí mal, fui a trabajar triste casi derrotado, un gran maestro se había ido, pero tal vez me dolió más porque tenía el gusto de haberlo conocido, haber compartido algunas carcajadas con él y sobre todo porque me dijo que yo podía ser un buen escritor, tal vez eso hizo más fuerte el dolor de su partida.
Ahora que lo pienso creo que el señor Pepe no se ha ido del todo, aún tengo muchos de sus libros que a veces leo y releo encontrando ese sentido agudo e irónico de la vida, pues como él decía: “la vida es una gran comedia que el que ríe al último pierde” yo consideré como un gran maestro a ese señor y creo que mientras alguien lea algunos de sus libros lo seguirá siendo, como anhelo que mis alumnos me recuerden, así como yo recuerdo a mis profesores, a mis maestros y todo aquello que me sirvió para aprender a vivir para, aprender a sonreírle a la vida.
CUÍDESE DON PEPE, ESTÉ DONDE ESTÉ.
Ya veo de donde le gusta leer fausto.... cuideseeee
ResponderEliminarDebes saber, Fausto, que haber sido una alumna suya ha sido un gran honor; estoy más que orgullosa de haber estado presente en su clase, escuchar sus palabras y apreciarlo por lo que ud. es. Estoy segura de que ud llegará a ser un escritor muy exitoso, para mí, el mejor de todos. Lo estimo mucho y lo respeto! Nunca me olvidaré de ud. Su más fiel admiradora. ;-) ud sabe!
ResponderEliminarta xvr suba otro pz el de los papeles ke dijo pz
ResponderEliminarya veremos como le va
ResponderEliminarasi no , ami leame la caperucita ps profe ia me conose pero en versiona adulta
ResponderEliminarjajaja ya me imagino kien eres
ResponderEliminary duerma por que se va ir mas de lo debido
ResponderEliminardomir?? pa 30 segundos ke son
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarMuy buen blog hace tiempo que no nos vemos pero la verdad es que veo que estás haciendo carrera profesional. Más que carrera estás hacienod vida literaria. Esa vida que todos soñamos y muy pocos hemos logrado ya sea por diversos motivos. Espero que todos los amigos de la universidad nos volvamos a reunir otra vez y riamos juntos otra vez. Con tus bromas y gustos grotestos y a la vez muy molestosos jaja qué recuerdos aquellos
ResponderEliminara profe mui weno con nosotros nosotros tmbn lo qeremos muxho/(((nosea rengon)))/=)´ ia se imaginara qen soi
ResponderEliminarx la carita