jueves, junio 17, 2010

MI AMIGO NICOLÁS


Dicen que la época del colegio es una de la mejores etapas de nuestras vidas, en ocasiones esta frase nostálgica puede ser cierta o no, es más, para algunos puede significar tanto como el primer beso, como la primera vez que el amor llamó a tus puertas o simplemente como aquella vez en que te rompieron el corazón en pedacitos.
De alguna manera u otra, el colegio siempre guarda a los personajes más pintorescos y entrañables difíciles de olvidar; pues ahí tenemos al típico galán que alardea en el grupo de amigos contando que se agarró ( llámese agarrar, a la forma popular juvenil de besar en los labios a alguien) a dos o tres chicas en la semana, también está el que se cree el más astuto, vivaracho, ese que copió en el examen y nadie le dijo nada porque es el bacán de todos y si tiene algún problema se pueden pelear con él afuera y no pasa nada ( un tirapiedra, que anhela de grande estar preso en Lurigancho en el pabellón de los más renqueados delincuentes).
Junto a ellos, y por una cuestión de aburrimiento se encuentra aquel chico tranquilo, que quizás le gusta el estudio más que otros, ese chico que es capaz de resolver el examen trimestral de matemáticas, tomarse de la molestia de resolver otro de quinto año y encima aprobar en los dos con veinte. También está aquel chico tranquilo, amiguero que comparte contigo las bromas del cole, pero que resulta ser un despistado al cien por ciento, y por consecuencia “la tribu” abusa de su forma de ser, en otras palabras el lorna del grupo (entiéndase por lorna a aquel individuo que resuelve un examen de un grado inferior al suyo sin que se dé cuenta y para colmo de males, desaprueba). Creo que en el fondo les gusta ocupar ese papel en el grupo.