sábado, mayo 21, 2011

SERENATAS DESESPERADAS



Casi siempre me han dicho que yo soy un tipo al que de todas maneras le pasa algo, que todo me sucede a mí. La otra vez me puse a reflexionar sobre ese punto, a mis recién cumplidos 30 años me he puesto a pensar en qué es lo que a mí me pasa y a otros no. Sé que cada uno tiene su propia vida, su propia película que contará algún día ante Dios. (y de eso nos reiremos todos).

A la conclusión que llegué, fue que a mi edad, he vivido varias de esas películas juntas, en situaciones distintas; en buenas y malas, en momentos extraños y sobre todo, en los momentos más tristes que uno no quisiera actuar, como diría Alfredo Bryce, “El sufrimiento es síntoma de una contracción y funciona como si la vida se alejara de nosotros...” (Entre el Amor y la Soledad). Es por eso que he terminado aquí, escribiendo historias que me ocurrieron (a Fausto, sólo a él) o tal vez que quise que me sucedieran a mí. (Johnny Bello).


Como todo joven enamorado, que casi siempre fui, confieso que por falta experiencia en estos asuntos he cometido los peores errores que un hombre puede cometer... les presento algunos de los roches (entiéndase por ROCHE, a asuntos vergonzosos que a una persona le ocurre y quiere que en eso momentos esconder la cabeza como un avestruz, debajo de la tierra) más grandes que un joven enamorado hace.