Mientras los minutos
pasaban, un hombre bebía incesantemente aferrado a una botella de licor que ya
estaba punto de acabarse, no hablaba con
nadie, ni siquiera el sonido estruendoso de la vieja rocola lo
desconectaba de su meditabundo
estado. Los que estaban en esa vieja
cantina lo miraban extrañados, aquel forastero que llegó esa noche a la cantina
de don Pietro denotaba un semblante entristecido, como si la misma muerte
hubiese hecho fiesta en su corazón.
En otras palabras puedo decir que escribir es resumir la condición humana, crucificarme y crucificar, amar y odiar. Y, al final de todo ello, comprobar la inutilidad de esta disciplina y descrubir que mis continentes son patios, que mis estrellas son luciérnagas, que mis desiertos son cajas de arena y que nada de lo dicho fue suficiente ni exacto...
jueves, enero 05, 2012
martes, enero 03, 2012
AMOR EN LA RED
A INICIOS DE LA década del año 2000 la gente empezaba lo que llamábamos criollamente “el gileo cibernético”. Los chats no eran tan sofisticados como ahora lo es. Un día cuando estaba a punto de cerrar un chat porque estaba recontra aburrido y ponerme a leer, una persona me hizo la conversación, su seudónimo era “Cintrox” fue la primera vez que no empecé a chatear como siempre lo hacía, mismo interrogatorio policial. (Nombre, edad, país, ocupación etc...)
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